La artista de Paper Art Federica Ricotti usa la “celulosa de papel” para crear esculturas donde la luz y la música forman una parte integrante de su trabajo. Ella realiza presentaciones y exposiciones, principalmente en Italia, Suiza y en Brasil. En 2005, obtuvó el premio especial “Jardín” y en 2011 ganó el primer premio en Triennale Internazionale Du Papier, Museu de Val Charmey, en Suiza.
Martina Giusti
Después de graduarse en el Liceo Lingüístico, la escuela italiana especializada en lenguas, Federica estudió el Arte de Comunicación en la Universidad Concordia en Montreal, Canadá, y luego se especializó como Técnica Publicitaria en el Instituto Europeo del Diseño en Roma. Ella pasó los primeros años de su carrera en Milán, en el mundo de la publicidad, trabajando como redactora publicitaria. En los años 1980 creó y publicó la serie de comic Lupaski. Ella siguió trabajando en el área de redacción de textos publicitarios, hasta percibir que su atención había sido capturada por el visual y el material en lugar de las palabras. Ella sintió la urgencia crear algo. De esa forma, entró en el mundo de la escultura. Al principio, ella trabajaba con resinas de poliéster y luego comenzó a trabajar con un material más natural y puro como el papel.
SUS ESCULTURAS DE PAPEL SIEMPRE SON SOSTENIDAS POR LA LUZ que, basado de como ellas son encendidas y apagadas, ofrece una perspectiva diferente del trabajo. Le gusta hacer todo sola y por eso ella estudió la tecnología de iluminación y es absolutamente autónoma en la creación de las instalaciones, tanto en la parte creativa compuesta de papel y de agentes de conexión así como en la parte más técnica relacionada a la iluminación. Pero sus “creaciones” no sólo se limitan a eso. Las instalaciones se convierten en presentaciones acompañadas por diferentes tipos de música. La música es una parte integrante de cada experiencia del artista. Ella tiene un amplio conocimiento de música y busca siempre la banda sonora ideal para cada evento, desde Mozart hasta la música de Zen.
La intención de Federica es comunicarse, alcanzar el mundo interno de la gente. Y ella consigue en hacer muy bien. Durante sus presentaciones, somos capturados por una atmósfera mágica y espiritual creada por las propias esculturas, por las luces y la música. Un escenario muy provocativo que toca el interior más íntimo del espectador.
EL SENTIDO DE SANTIDAD ES PERCIBIDA EN TODAS SUS INSTALACIONES. Pero, no esta vinculada a una religión; la sensación de santidad viene de la percepción de que eso hace parte del aspecto mágico. En los trabajos de Federica, podemos percibir una atención particular al bajo relieve y a las catedrales típicas del período medieval. Sin embargo, el interés por ese período no es del punto de vista histórico, sino por su producción artística. Por ese motivo sus representaciones son cada vez más significativas en locales sagrados, donde el ambiente que lo rodea se hace una parte integrante del trabajo, a tal punto de parecerse que el trabajo pertenece aquel local.
Todas las presentaciones son realizadas en un local cerrado para no molestar el encanto, la percepción y las emociones que vienen a la secuencia, como un viaje con un destino a un local preciso, que es diferente según el tema tratado (cada presentación dura un promedio aproximados de quince minutos). El número de espectadores no debe pasar más de 12, para poder crear la intimidad necesaria y establecer un verdadero contacto con el trabajo y con el propio local.
SU INSPIRACIÓN NO VIENE DE NINGÚN ARTISTA EN PARTICULAR, pero ella ama a artistas auténticos como Kandinsky, quien en sus producciones busca de establecer un vínculo fuerte entre la obra de arte y la dimensión espiritual, creando un efecto físico basado en sensaciones momentáneas y personales. Mirando los trabajos de Federica, el espectador emprende un viaje sensorial y emocional donde él o ella pueden encontrar contenidos personales. Su investigación atraviesa a fondo por los campos artístico musical y simbólicos al mismo tiempo. Como todos los artistas, ella se siente relacionada con cada escultura creada y cada una de las piezas le recuerda a un período especifico de su vida Una presentación que vale ser mencionada es la “Cattedrali”, donde diez esculturas de papel cobran vida gracias a las luces, a las sombras y a la música.
El tema de esta presentación es la verticalidad y tensión interior ascendente. El espectador es llevado a elevar su contemplación y sumergir en un viaje sugestivo al sagrado. Mozart, una flauta indiana y concierto Shostakovich juntos con las luces, complementan la entrada triunfante de los trabajos. La presentación es fascinante y poderosa, un espejo de un artista “fuera de la caja” que propone una experiencia que refleja su alma íntima. Las esculturas y la música se mezclan durante 25 minutos que causan una sensación de querer ver más. Otra presentación que tiene un impacto especial es “La città sacra”. El espectador encuentra un trabajo inspirado por la tradición mística de cábala y el árbol de vida que representa el mundo interior. Y otra menos interesante es la“Bestia illuminata”, una presentación sobre la transformación. Eso es un viaje que cada uno de nosotros hace para descubrir, enfrentar y triunfar sobre nuestra parte más obscura.
DESPUÉS DE VIAJAR POR TODO EL MUNDO, ELLA DECIDIÓ MONTAR UN ESTUDIO-LABORATORIO EN CARRARA, la ciudad de mármol al pie de las Montañas Apuan y sólo a unos pasos del mar, sintiendo que eso era el lugar apropiado, con la atmósfera ideal, para crear sus trabajos. Encantada por Carrara, ella define a la ciudad como un “lugar noble” donde el arte verdadero es creado. Lleno de laboratorios de taller de escultura, es una ciudad donde sus calles oyeron los pasos de Miguel Ángel y Bernini, rodeado de mármol en todos los lugares y donde las personas miran a los artistas con respeto especial. “En cada movimiento ascendente hay un sentido de conquista y del logro, lo mismo que se siente al subir las escaleras” son las palabras escritas en la parte superior de la puerta de su laboratorio de estudio. Una frase que encarna la esencia de su arte.