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¡Fabriano: un pedazo de papel…con 750 años!

Nico Zardo

Hoy en día, las cosas cambian rápidamente y es difícil de percibir el valor de una historia tan larga, respetable, de una grande tradición, y al mismo tiempo rica en innovaciones que mantuvieron la producción de papel vinculada a Fabriano y en su territorio. ¡Setecientos y cincuenta años, sin duda es un largo tiempo!

Nosotros sabemos que la larga jornada del papel comienza en China, en el siglo II A.C. Producido originalmente usando la fibra de corteza de mora, era una alternativa más barata que la hoja de seda y que favoreció la difusión de las primeras formas de comunicación. Las mejoras siguientes en el proceso de producción y materias primas enriquecidas (té o paja de arroz y paños) gracias a Ts’ ai Lun, ministro de agricultura en la corte de la Dinastía Han, en 105 D.C., el papel alcanza un alto grado de perfección que obtiene la aprobación del emperador y autoriza su uso a lo largo de todo el Imperio.

 

SU RECETA, UN SECRETO MANTENIDO POR MUCHO TIEMPO, pasa los límites de China después del siglo VII y se hace conocida en Corea y en el Japón. Dos productores de papel chinos, fueron tomados como prisioneros por los Musulmanes en Samarkand, eso favoreció su difusión para el Oeste: Llega a Bagdad en el siglo IX, viaja a Damasco (siglo X) y en 1100 llega a Túnez, luego va para España e Italia y finalmente, a Fabriano. Pues en este centro de los montes Apeninos de las regiones de Umbría y de Marche, setenta kilómetros de las ciudades de Ancona y de Perugia, favorecidas por la presencia de agua del rio Castellano, donde el papel comienza a vivir una nueva vida. A partir del siglo XIII, eso se transforma en un producto de alta calidad, tanto así, que es muy solicitado, no solamente en estas dos ciudades italianas, sino también en Venecia, en Florencia y en Lucca y hasta mismo en el exterior, en Suiza, en Austria y en Francia.

 

MEJORAS POSTERIORES FUERON INTRODUCIDAS POR LOS ÁRABES, que sustituyeron la corteza de mora y la paja de arroz por los paños de lino y de cáñamo, en el papel Fabriano fueron sometidos a procesos innovadores adicionales. Cambiando las técnicas usadas de la tejeduría, donde es batida la lana para transformarla opaca, los maestros papeleros de Fabriano usan los múltiplos molinos de martillo para romper los paños y transformarlos en pasta. Sustituyen la cola de origen vegetal por una gelatina animal que, aparte de mejorar la impermeabilidad de la hoja, garantiza también su conservación, permitiendo así el uso del papel para la elaboración de documentos públicos. Adoptan un telar con varillas de hilo (en lugar de las varillas de madera) para el fondo de la estructura donde la pulpa es recogida de la tina, favoreciendo la creación de esa marca de agua, eso hace la diferencia de la hoja por su transparencia, identificando su origen como una marca registrada.

Pero a pesar de los esfuerzos en mantener el secreto de las prácticas de producción, el aumento de los pedidos en Italia y en Europa del Norte provocan un aumento en el nacimiento de nuevas fábricas de papel: en Troyes, Francia en 1338, en Grenoble en 1346, en Essonnes, cerca de Paris en 1354. La primera fábrica de papel alemana fue creada en Nuremberg em 1390, gracias a la contribución de los papeleros de Milán.

 

CON LA INVENCIÓN DE LA IMPRESSORA PORTÁTIL, en la mitad del siglo XV, la demanda de papel aumenta sustancialmente. Los libros, las letras de cambio y los certificados de depósito se multiplican, siguiendo los pasos de la economía que está siendo más estructurada y dando al papel la tarea de representar bienes y títulos.

El Banco de Suecia es el primero en emitir el papel-moneda para el uso público y en Gran Bretaña las cédulas comienzan a ser imprimidas entre 1660 y 1694. Los pósteres, folletos y periódicos (el primero fue el Correo Diario Inglés, en 1702), y los servicios postales, recientemente creados, requieren un uso cada vez mayor del papel.

En 1600, el número de fábricas de papel en Fabriano cae drásticamente debido a las innumerables adversidades: las epidemias repetidas requieren la quema de paños a fin de evitar el contagio, eliminando así una materia prima preciosa; la pesada carga tributaria aplicada por la Reverenda Cámara Apostólica; un cierto grado de atraso tecnológico se obtiene al ser comparado con otros productores europeos, debidos a la batidora holandesa, que obtiene una pulpa más fina y más homogénea y una hoja de papel más blanca y fina.

 

EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII la actividad es renacida por Pietro Miliani. Antecesor de una dinastía que creo la actividad hasta nuestros días, él toma el control de la fábrica de papel que pertenecía al Conde Antonio Vallemani y en 1782, asumiría el nombre de “Cartiera Miliani”, expande la actividad englobando otros locales de producción en el área y emprende un proceso de renovación tecnológica y desarrollo de los sistemas.

En 1783, después de quinientos años, los molinos de martillo son sustituidos por los picadores holandeses y en 1796, gracias también al estimulo del tipógrafo Giambattista Bodoni, las técnicas de la producción - son perfeccionadas en Inglaterra y Francia - siendo introducida la producción de papel liso.

 

EN AQUELLOS AÑOS, PIETRO MILIANI TUVO QUE ENFRENTAR UNA SITUACIÓN COMPLEJA tanto por el empobrecimiento del territorio causado por la fuerte demanda de indemnización avanzada por Napoleón al Estado Papal, enseguida al Tratado de Tolentino (1797), y por el saqueo de Fabriano por el General francés J.C. Monnier (tras la insurrección de bandas de la región de Marche, conducidas por el general Cisalpino Giuseppe La Hoz), y también debido a una serie de seca que, en 1802, lo lleva a buscar por energía hidráulica en otros locales de producción: Nocera, Umbra, Esanatoglia y Pioraca.

La herencia de Pietro Miliani (1744-1817) es cogida por su nieto Giuseppe Miliani (1816-1890), que con apenas doce años de edad comienza a dedicarse a la profesión de papelero, bajo la orientación de sus tíos Niccolò y Tommaso. Él desarrolla la compañía con la adquisición de nuevas máquinas de papel, llevando el progreso tecnológico de las máquinas y el refino de la marca de agua que, sobre su dirección, logra niveles de verdadera arte.

Además de eso, tiene el reconocimiento por la calidad de producción en las Grandes Exposiciones de Londres, de Paris y de Viena, Miliani comienza a producir valores que son hoy apreciados por los clientes de todo el mundo.

Con Giambattista Miliani (1856-1937), el hijo de Giuseppe, la compañía pasa del modelo familiar del siglo XIX para una estructura con división de papeles y responsabilidades. Los sistemas son renovados y actualizados. Además de la actividad empresarial, Giambattista Miliani, también ocupa posiciones públicas, como de Ministro de la Agricultura durante el gobierno de Vittorio Emanuele Orlando; en 1927, él es nombrado Alcalde y en 1929, senador. Después de la Segunda Guerra Mundial, la compañía cambia de nombre, pasando a ser “Cartiera Miliani Fabriano”. En 1980, el control pasa para el Instituto Poligráfico y Zecca dello Stato (Casa de la Moneda e Instituto de Polígrafos Públicos) y en 2002, pasa para el Grupo Fedrigoni de Verona.

 

LAS VICISITUDES DE LAS FÁBRICAS DE PAPEL FABRIANO ESTÁN LIGADAS INDISOLUBLEMENTE A LA FUNCIÓN QUE EL PAPEL tuvo en nuestra historia y seguirá perdurando en nuestros días. Nosotros reconocemos su marca de agua en las cartas de Miguel Angel Buonarroti, en los libros impresos por Giambattista Bodoni, en las partituras musicales de Ludwig van Beethoven, en los trabajos artísticos de Geórgia O’Keeffe, de Francis Bacon y de Bruno Munari. Nosotros encontramos en la calidad del papel de “base tecnológica” usado para producir la moneda del euro, en los cuadernos de nuestros niños o en el álbum de diseño, en el papel de fotocopia o en los blocks de notas, donde hacemos la lista de cosas para hacer compras en el supermercado…

¡Una hoja de papel con 750 años! *

 

 

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